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Algunas Festividades del mes de noviembre

Solemnidad de todos los santos

El 1° de noviembre la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de Todos los Santos, tanto los reconocidos como los anónimos. Es la celebración de todos aquellos que comparten el triunfo y la gloria de Cristo, en virtud del esfuerzo en seguir de cerca al Maestro, cooperando con su Gracia.


San Juan Pablo II, en la homilía de la misa dedicada a la Solemnidad de Todos los Santos, en noviembre de 1980, decía: “Hoy nosotros estamos inmersos con el espíritu entre esta muchedumbre innumerable de santos, de salvados, los cuales, a partir del justo Abel, hasta el que quizá está muriendo en este momento en alguna parte del mundo, nos rodean, nos animan y cantan todos juntos un poderoso himno de gloria”. Y es que esta Solemnidad es un día propicio para compartir el júbilo por la obra salvífica de Dios a lo largo de los siglos. Obra que no se detiene jamás y que se renueva, a cada instante, en cada ser humano que responde a la gracia de Dios, viviendo el llamado a la plenitud en el amor.


Por ello es bueno conocer brevemente la historia de esta hermosa celebración litúrgica.


Historia de la solemnidad de todos los santos


La Solemnidad de Todos los Santos tiene sus orígenes en el siglo IV, cuando el número de mártires de la Iglesia llegó a ser tal que era imposible destinar un día del año para recordar a cada mártir. Entonces, la Iglesia optó por hacer una celebración conjunta para honrar a todos los que habían alcanzado el cielo, en un solo día, una vez al año.


Cuando el 13 de mayo de 610, el Papa Bonifacio IV dedicó el Panteón romano al culto cristiano, consagró el nuevo templo a la Bienaventurada Madre de Dios y a todos los mártires. A partir de entonces, la celebración de Todos los Santos quedó fijada en esa fecha y así permanecería así por muchos años hasta que el Papa Gregorio IV, en el siglo VII, trasladó la celebración al 1° de noviembre. Es muy probable que la decisión del Papa Gregorio haya sido contrarrestar la fiesta pagana del “Samhain” o año nuevo celta, que se celebra la noche del 31 de octubre.


Hoy, la Solemnidad de Todos los Santos compite, en distintos ámbitos de la cultura, contra la “noche de Brujas” (Halloween) y su espíritu comercial y profano. Por eso, es necesario que no perdamos de vista aquello a lo que estamos llamados como cristianos: vivir la santidad y realizar todo bien que provenga de Dios.


En el año 2013, el Papa Francisco hizo una hermosa exhortación a la multitud que lo acompañaba en la celebración de esta Solemnidad: “Dios te dice: no tengas miedo de la santidad, no tengas miedo de apuntar alto, de dejarte amar y purificar por Dios, no tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios”.


No olvidemos nunca que ¡estamos llamados a ser santos! Y que debemos recordar y agradecer la vida de esos hombres y mujeres que lo dieron todo por amor.


¡Feliz día de Todos los Santos!



Fuente: ACIPRENSA


Conmemoración de todos los fieles difuntos.

Día 2 de noviembre


Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio. El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma.



La Iglesia llama "Purgatorio" a esa purificación; y para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: "La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego". (1Cor. 3, 14).


La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46); y siguiendo esta tradición, la Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos.


Al respecto, San Gregorio Magno afirma: "Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso". Estos actos de piedad son constantemente alentados por la Iglesia.


Fuente: ACIPRENSA


¿Por qué los católicos no celebramos Halloween?



Cada año, conforme se acerca el ‘Halloween’ las tiendas comienzan la venta de disfraces y en la televisión podemos ver más películas de terror. Lo malo de esta fiesta es que se festeja el mal, la tiniebla, el miedo, todo lo opuesto a nuestra fe que exalta el bien, la amistad con Dios y la paz.


¿Cuál es el origen de Halloween?


La Solemnidad de todos los Santos es el 1° de noviembre y en la Iglesia se empieza a celebrar desde la noche anterior. Por ello la noche del 31 de octubre, en el inglés antiguo, era llamada "All hallow’s eve" (víspera de todos los santos). Más adelante esta palabra se abrevió como “Halloween”.


Ya en el siglo VI a.C., los celtas del norte de Europa celebraban el fin de año con una festividad llamada Samhein, que iniciaba la noche del 31 de octubre y que marcaba el fin del verano y de las cosechas. Ellos creían que esa noche el dios de la muerte permitía a los muertos retornar a la tierra, fomentando un ambiente de terror. Una forma de evitar la maldad de los espíritus malignos era disfrazándose para tratar de asemejarse a ellos y así pasar desapercibido ante sus miradas.


Cuando los pueblos celtas fueron cristianizados, no todos renunciaron a sus costumbres paganas, y la coincidencia cronológica de su fiesta con la celebración de todos los Santos y la de los difuntos, al día siguiente (2 de noviembre), hizo que las creencias cristianas se mezclaran con las antiguas supersticiones de la muerte. Con el arribo de algunos irlandeses a Estados Unidos, se introdujo en este país el Halloween, y de ahí a todo el mundo.


¿Halloween es una celebración del diablo?

Según muchos testimonios de personas que practicaron el satanismo y luego se convirtieron al cristianismo, Halloween es la más importante fiesta para los cultos demoníacos porque es como una especie de “cumpleaños del diablo”.


¿Por qué se dice “dulce o truco”?

El inicio de la frase dulce o travesura está en la persecución que se hacía a los católicos en Inglaterra, donde sus casas eran presa de amenazas y agresiones.


Un gran negocio

Hollywood ha contribuido con la expansión celebrativa del Halloween a través de sus películas, provocando muchas veces una idea errónea de la realidad. Asimismo, las máscaras, disfraces, dulces, maquillaje y demás artículos son motivo para que algunos empresarios fomenten el “consumo del terror” y saquen su provecho económico de esta “moda” norteamericana.


¿Qué podemos hacer como católicos?

En los últimos años ha ido en aumento la celebración alternativa del “Holywins” (la santidad vence), que consiste en disfrazarse del Santo o Santa favorito y participar la noche del 31 de octubre en diversas actividades de la parroquia, como Misas, vigilias, grupos de oración por las calles, adoración eucarística, canto, música en “clave cristiana”.


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